La política de transporte de la Unión Europea (UE) consiste en garantizar la circulación uniforme, eficiente, segura y libre de personas y mercancías dentro de la UE a través de una red integrada de todos los modos de transporte (carretera, ferrocarril, agua, aire). Además, la política de la UE aborda una variedad de cuestiones, incluido el cambio climático, los derechos de los pasajeros, los combustibles limpios y el desmantelamiento del formalismo burocrático en los puertos.
Según el título VI (artículos 90-100) del Tratado de Funcionamiento de la UE, el transporte es una de las políticas comunes de mayor importancia estratégica de la UE. Las políticas futuras se basan principalmente en el Libro Blanco de 2011, con cuarenta iniciativas destinadas a crecer y crear empleos, reducir la dependencia del petróleo importado y reducir las emisiones  de carbono del sector en un 60% para 2050.

En cuanto a la política medioambiental la Unión Europea tiene algunos de los estándares ambientales más altos del mundo desarrollados durante décadas. Las políticas medioambientales ayudan a que la economía de la UE sea más respetuosa con el medio ambiente, protegen los recursos naturales de Europa y protegen la salud y el bienestar de los ciudadanos de la UE. Ésta ayuda a mantener en buen estado los hábitats naturales, tratando de no contaminar el aire y el agua, prometen quitar todo los residuos, aprender más sobre las cosas tóxicas que usamos para saber que se puede utilizar sin algún daño y que estaría ya vetado de su uso, también llevar a las empresas a una economía sostenible y esto gracias a la legislación y las políticas medioambientales. Pero en tema del cambio climático la UE genera y aplica políticas y estrategias que llevan un papel que impulsa las negociaciones internacionales sobre los temas del clima. Asimismo está comprometida en asegurar la adecuada aplicación del Acuerdo de París y en aplicar el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE.